En «Catarte Logroño», tuvimos un maridaje magnifico con los fados de la cantante y actriz Rita Barber, la actuación del prestigioso pianista riojano Germán Barrio García y la cata de los vinos de Bodegas Urbina.
La música y el vino comparten esa capacidad de hacernos sentir.
Lo que escuchamos puede influir en lo que sentimos o incluso en el sabor y aromas del vino que se esté degustando en ese momento.
Cuando la relación entre música y vino es la acertada, la experiencia puede multiplicar la sensación de placer, tal y como sucede cuando maridamos un vino con la comida adecuada.
Siendo en este caso no son el gusto ni el olfato los órganos estimulados, sino también el oído.
Un maridaje capaz de activar y estimular ciertas áreas del cerebro, convirtiendo ese momento de la copa de vino en algo maravilloso y mucho más atractivo.
Históricamente, cuando un tabernero servía un vino de baja calidad lo acompañaba con queso, en un intento por disimular sus defectos gracias al contraste base y acidez existente entre ambos alimentos.
Quizás fuera este el origen de una práctica muy extendida que consistía en combinar el vino tinto con el queso, pese a que en la mayoría de ocasiones el maridaje es mucho más equilibrado con un vino blanco o incluso con un vino dulce.
A día de hoy uno de los mejores maridajes que existe es entre vinos y quesos, potenciándose ambos elementos de manera que el resultado de la combinación nos proporcione el máximo placer.
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