2004

2004

COSECHA 2004 Valoración oficial de la añada: «EXCELENTE». Evolución del ciclo vegetativo. El viñedo riojano ha experimentado un buen desarrollo a lo largo del ciclo vegetativo de la cosecha 2004 gracias a una climatología que, en términos generales, ha sido favorable para la obtención de una cosecha de alta calidad. Las abundantes precipitaciones en forma de lluvia y de nieve en toda la Denominación durante el invierno, bien distribuidas y con valores más elevados en los meses próximos a la brotación y durante la misma, propiciaron que las necesidades hídricas del viñedo quedaran perfectamente cubiertas. El inicio de ciclo vegetativo sufre retraso debido a las bajas temperaturas de marzo-abril y primera quincena de mayo, pero después el ciclo se reanuda con fuerza, recuperando el atraso acumulado. Este año el viñedo no se ha visto afectado por heladas. A finales de abril, los Servicios Técnicos del Consejo Regulador inician el seguimiento de los viñedos de referencia constatando, en general, un excelente porcentaje de brotación del 100% de las yemas francas y abundante brotación secundaria, con necesidad de espergura. Asimismo la fertilidad también es satisfactoria, con valores de 1’2 y 1’8 racimos por brote en variedades tintas y algo inferior en la variedad viura. El viñedo ha completado el cuajado a finales de junio, de forma correcta en las variedades tempranillo, graciano, mazuelo y viura, y más irregular en la garnacha. El estado vegetativo del conjunto del viñedo al comienzo del verano es bueno, con abundante masa vegetal y buen estado sanitario, evolución favorable que continúa en julio con temperaturas adecuadas y sin incidencia destacable de plagas y enfermedades. Las tormentas que se producen de forma dispersa en toda la Denominación suponen un aporte hídrico que contribuye a mantener el buen estado vegetativo del viñedo, aunque, ya en agosto, esta humedad resulta excesiva en algunos casos y provoca la aparición de focos de mildiu y botrytis, sobre todo en brotes jóvenes, sin trascendencia significativa para la evolución del viñedo. La incidencia más importante en cuanto a daños causados por granizo se produce el 2 y 3 de agosto, viéndose afectadas unas 1.250 hectáreas de varios términos municipales de la zona centro y alto Najerilla. En la primera semana de agosto comienza el envero de las diferentes variedades de uva con temperaturas inferiores a las normales en estas fechas y diferencias muy marcadas entre el día y la noche, lo que propicia una evolución más lenta de la maduración, con un retraso del ciclo de dos a tres semanas. A finales de agosto la situación vegetativa y sanitaria del viñedo es buena y la evolución de los parámetros de maduración de la uva muy favorable. A partir de aquí se producen entre los días 1 a 10 de septiembre tormentas de lluvia generalizadas en toda la denominación acompañadas de temperaturas elevadas y ambiente bochornoso que favorece el desarrollo de focos de botrytis, con una incidencia muy irregular dependiendo del tipo de suelo, orientación, variedad, conducción del viñedo, labores culturales, estado vegetativo y tratamientos efectuados. A partir del 11 de septiembre empieza un excepcional periodo de bonanza climatológica, que se prolongará hasta la finalización de la vendimia, con días soleados y temperaturas moderadas por el día y frescas por la noche gracias al viento dominante del norte y noreste. Esta climatología propicia la mejora del estado sanitario del viñedo con desecación de la botrytis del racimo y una evolución muy favorable de la maduración, aunque lenta e irregular. Los viñedos con una viticultura racional, con producciones moderadas, bien ventilados, con buen estado de la masa vegetal, evolucionan favorablemente y presentan magníficas perspectivas de calidad, mientras que en los viñedos con rendimientos elevados se procede a la eliminación de racimos para favorecer dicha evolución. Una vendimia selectiva con climatología excepcional. El día 6 de septiembre de forma puntual y a partir del día 15 de manera más significativa se inició la vendimia en la Rioja Baja, extendiéndose de forma lenta y escalonada por toda la denominación, siendo a mediados de octubre cuando se generaliza en las subzonas Rioja Alta y Rioja Alavesa y dándose por finalizada el día 9 de noviembre. Las zonas más afectadas por la piedra y las lluvias excesivas presentaban un mal aspecto, pero en la mayoría del viñedo, con una vendimia selectiva, la uva entra en bodega en excelentes condiciones, con parámetros de color y graduación alcohólica muy apropiados para vinos de crianza. Ante la situación de irregularidad en el proceso de maduración que presentaba el viñedo se requería una vendimia selectiva, diferenciada y paciente como mejor forma de conseguir el objetivo de optimizar la calidad de la cosecha. Puede afirmarse que, como tónica general y gracias a la bonanza climática, la vendimia se ha hecho de forma selectiva, con entrega por cupos y con inusual duración de hasta de un mes en muchas localidades. También se ha constatado que en esta campaña han aumentado las cantidades de uva recolectada en cajas y seleccionada en mesa. En la primera fase de la vendimia la uva presentaba valores moderados de graduación y color, por lo que los vinos serán más aptos para su comercialización como jóvenes. Sin embargo, en su mayor parte, la uva entró en bodega sana y con graduaciones correctas, buena concentración de materia colorante y buenas sensaciones aromáticas, que sin duda van a dar vinos de alta calidad, muy aptos para la crianza.

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