La vid es una planta de pocos requerimientos nutricionales, cuando se trata de obtener uvas de calidad. Pero una nutrición adecuada, tiene una función muy importante en la fisiología de la planta, como protección eficaz contra plagas y enfermedades, así como también en la calidad y cantidad de vendimia producida.
Los grandes vinos proceden generalmente de suelos pobres en compuestos fertilizantes, pero no obstante en algunas ocasiones se hace necesario las correcciones mediante los oportunos abonados o enmiendas del suelo. Que son materias incorporadas al suelo para equilibrar su composición.
Entre los elementos necesarios para la vida de la planta hay unos mayores o macro nutrientes (nitrógeno, potasio, fósforo), principalmente, junto con otros importantes o micronutrientes esenciales (magnesio, calcio, hierro, azufre), que llegan a constituir el 0,1 % del peso de materia seca del suelo. Hay otros menores (boro, molibdeno, manganeso, cinc, cobre, sodio, cloro), que se encuentran en proporciones infinitesimales.
El viticultor debe conocer los suelos de su viñedo y decidir los abonos y aportes necesarios en cada momento. Se trata de salvaguardar el equilibrio entre producción y calidad.
Estas sustancias deben estar presentes en la composición del suelo en las proporciones adecuadas, ya que su defecto da lugar a carencias que influyen negativamente en el desarrollo de la planta, pero también algunos excesos pueden provocar graves enfermedades de la vid.
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